Los tangueros llamaban para desempolvar viejas canciones.El conductor sabedor de ablandar almas,los escudriñaba acompañándose de un bandoneón.Durante un buen tiempo esa audición nocturna acompañó el limite de mi sueño pegada al oído.
En ese limite creo haber oído una charla entre el conductor y Horacio.Al otro día apareció el cuento
La última madrugada me llamó a las tres desde el sanatorio.Le habían colocado un teléfono en el cuarto.Entonces me explicó que estaba pasando la noche en blanco,sin dolores y piola-piola, lástima que la enfermera era una vieja vinagre y no quería traerle lápiz y papel,ni dejarle la luz encendida,por los reglamentos.De todos modos ,me dijo, había armado de memoria la letra de un tango.
Sentí frío en ese recinto,todo vidriado,otro sanatorio.Decìmela,le mastiqué bajito y empezò a recitarla por telèfono,a las tres de la mañana.”Es por si oye la vinagre”,aclarò antes,pero èl sabìa también que era por su vergüenza de inventar tanta hermosura y tanta pena,como siempre.Traje el fueye.”Dale”,le avisè,buscàndole el tono y meta talón y talón.
A veces se le cortaba la voz y tosía mucho,pero no me negó ninguna repetida de su verso.Yo gatillaba notas bajas por la izquierda si el frío venía bravo y cuando a él se le quebraba la garganta mandaba un picado brillante para aguantarlo,pero qué iba a poder yo,si del otro lado estaba la muerte canturreando su propio tango,como si el amor y la música pudieran asustarla.Piquè los dos compases finales,desinflè el fueye y me quedé aquì,con un temblor, desatendiendo sin querer, el silencio profundo de Horacio y los oyentes.
Amigo Yonky, por aquí te pillo el cuento y el bandoleón.
ResponderEliminarEntre un lujo de vocablos fascinantes, engancho o engatillo el tango del auricular, estrofas y toses, voluntad férrea del tanguista mal le pese a la vinagrosa. Mal le pese a la muerte, ese tango bailó con la Parca a trompicones, a ganas de seguir tangueando, tacón a tacón, y viviendo hasta el último fuelle, Horacio.
Dijo Horacio el latino: "feliz aquel que puede decir...he vivido" añado "he dado tango y he dado tono"...en el éter, por unos segundos, el silencio.
Te responderé al mail, he estado con el "aparato" agonizante sin poder comentar, ahora resucita !dioses!
Das el tono Yonky siempre, y me sorprendes y me suenan chisposas tus palabras y me fascinan tus letras. !Salve!
¡Ahora si!
ResponderEliminarY ha sido un placer y un lujo de historia. Llena de matices y particularidades. Muy de uno, en esa guerra contra los elementos y a pesar de ellos.
Sabor sureño que se queda en el silencio, de la perdida irreparable.
Mereció la pena el esfuerzo.
Abrazos
Hace años empecé a escuchar algo del mundo del tango, pero no profundicé. Leyendote me dan ganas de profundizar en ese mundo, esas formas, esa cultura con lenguaje propio resulta muy atrayente.
ResponderEliminarSi se me permite la comparación, como el mundo de la tauromaquia, guste o no guste ver a un torero ante un toro, el mundo de la tauromaquia tiene una cultura, con lenguaje, muy especial.
Un abrazo, amigo tanguero. Disfruté el tema de Julio Sosa.
Cada palabra que has escrito, tiene cadencia de tango. Cuantos matices, que rico y nuevo vocabulario para mi. Cuanto lo he disfrutado.
ResponderEliminarUn beso
Fíjate, hasta un hospital llega la radio. Aquí las horas se te pasan lentas y que mejor compañía que un transistor.
ResponderEliminarBonito relato
Un abrazo
Qué podría decirte.... me he emocionado mucho.
ResponderEliminarAfortunadamente aquí en Espña, por las ondas o la tele, no se abusa. No han pegado a imágenes banales música bonita. Y me el tango me llegaba siempre maravillosamene bien.
¡En cuanto a la muerte, qué mejor argumento, como contrapunto del amor a la existencia!
La creatividad, es esa espita que se enciende inconteniblemene, pero tambien ha sido la via por la que se escapa sentido y reflexión hacia quienes los necesitábamos.
En cuanto a lo de condimentar el trato con vinagre, a veces no se han dado cuenta de ese daño que me hacían. Pero a veces sí. Se ha solido haber resuelto en mi vida con la huída.
Un saludo,
Tésalo
No habrá ninguna... no hay inspiración mejor para un tango, que el dolor, la pena y la madrugada.
ResponderEliminarBuena recreación, buen relato!!!
abrazotes en este gris sábado de fin de abril,
chan, chan!
Que bonito tu relato, cuando lo leía me imaginaba a Ricardo Darín, en una peli de Campanella.
ResponderEliminarEl ilimitado poder de la radio.
Besos che
y ha regresado yonky, si es que alguna vez se había ido...ha regresado para con sus palabras hacerme temblar por dentro, también por fuera, en esta mañana de domingo en las hispanias del oeste de españa...
ResponderEliminarno pienso decirte más, querido yonky, que tiemblo como el tipo de la radio escuchando un tango que tan sólo intuyo...
saludos, amigo.
Gracias por mandarme tu relato por mail, después de leer aquellos comentarios de quien si lo había podido leer pataleaba en la rabia de que a mí no me saliera el texto. Hoy si...venía a comentarte y hoy está aquí. La comunicación del desahuciado con la emisora dándole vida, desde donde el conductor y Horacio en comunión...el lo escucha y lo acompaña con sus acordes en lo que quizás sea la composición de su último tango.¡¡que se joda la vinagre!!
ResponderEliminarHubiera jurado que ya había pasado y leido tu relato!...sé que fue así, pero no veo comentario, así que debo haber pasado apurada!...
ResponderEliminarMaravillosa manera de pintarnos un cuadro muy particular y tanguero que ejemplifica la magia perfecta que puede nacer de la radio, más aún si el encanto surge en la noche o bordeando la madrugada!
Te dejo un abrazo.
Perdon por llegar tan tarde!! No quería dejar de pasar, recrearme con tus letras, luego continuar con ese sabor duradero que me dejan la nostalgia de un tango fiero y aguerrido como sus ejecutores que les cantan las 40 a la muerte ya a la avinagrada.
ResponderEliminarMe emocionan tus letras, el ritmo, lo que dicen tus versos y lo que callan.
Besote Yonky