martes, 5 de abril de 2011

INTIMOS RETAZOS

No me leo muy a menudo.Sin embargo,a veces agarro algo mío y me atrapa,me emociona,me asombra.Me parece mentira que eso haya pasado por mí,a través mìo.Es que,fuera de los periodos de inspiracion,soy totalmente incapaz de escribir,y en los periodos de inspiración no soy exactamente yo mismo.Cuando leo algo mio,salvo algunas cosas que me resultan sistemáticamente malas,me parece estar leyendo algo ajeno,y al tomar consciencia de que es “mio”,suelo quedar maravillado.Pero, incluso maravillado,no me engaño.Se que es algo menor,una forma de expresion.Lo valoro como algo autentico.Lo extraño por no decir imprescindible es la necesidad del tiempo de ocio.Mediante el ocio me es posible armonizar con el espiritu,o al menos prestarle algo de la atenciòn que se merece lo que usualmente entra en contraposiciòn con el tiempo que dispongo para mi sustento.Hablando de estas cosas se me viene a la mente una frase que alguna vez le escuché a un amigo:”Lo importante no es que tu copa sea mas grande que las copas de otros,sino que tu copa estè llena”.Hay constructores de catedrales,que admiro y reverencio,pero por mi parte cultivo un pequeño jardín o,si se prefiere,algunas plantas en macetas.Bueno,tambien,en las plantas que crecen en macetas hay motivos para maravillarse.


La frescura de una Acuarela

3 comentarios:

  1. Amigo, me pasa que al releerme quisiera retocarme, pero luego no lo hago, hecho está y por algo así está. Insatisfecha soy, y crítica nada suave de mi misma, aunque conviene aceptar lo escrito, lo hecho, lo dicho, porque tampoco es nada tan importante ni puede rehacerse ni implica mucho a muchos. Echar fuera algo a base de letras, sentirme acompañada de mi misma ante la soledad de una, huir, soñar, sacar lo que sea y luego, como dices, salir y plantar en una maceta o admirar la catedral o el andar de la gente o el cantar. ¿De qué escribiríamos? Del ombligo, puede ser, pero dentro de cualquier ombligo se esconden mundos ajenos.
    Nada como una acuarela, fresca, directa, ligera, vaporosa y sin vuelta atrás.

    Una copa llena, pequeña copa repleta, un brindis. Besito.

    ResponderEliminar
  2. Desde ya que eso pasa cuando lo que uno hace -sea lo quesea- está hecho desde el corazón. De esa manera, tiempo después, al ver nuestra obra -por menor que entendamos quesea- emociona. Y eso es auténtico, por lo tanto, es valioso!

    Te dejo un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Ah, cada tantísimo me releo, con una cierta sensación de ajenidad.

    Es que como dijo Neruda, "...nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos..."

    ResponderEliminar