
escrito
en 2003
La casa tenía,al frente,una reja caída,oxidada,un portón enclenque que el viento hacía cantar.La fachada era musgosa,antigua,con dos jarrones de mampostería acribillados por el tiempo y era,a la vez,perpetuamente triste y otoñal.
Ella,que buscaba conmigo por esos prados del olvido casas abandonadas donde hacer el amor como si fuéramos un par de estudiantes de bolsillos flacos,era rubia y de pocas palabras.Yo perseguía su sexo como a la mas vaporosa flor de las praderas,yo contenía algo acechante y violento antes de estar con ella a solas.Teníamos que hacer el amor.La miradas hablaban de esa urgencia entonces superior al hombre.Era factible descargar nuestras ansias en esa casa decadente y vacía,tirados en cualquier rincòn,vestidos para evitar el abrazo de la humedad y el frío de años que estaba metido en ese interior manchado.
-No hay nadie en ninguno de los cuartos-le dije-.Todos están vacíos.Entonces tiré mi sobretodo al suelo y ella se acostó sobre él.
Lo que mas me excitó fue la ausencia de su prenda interior.Por eso le besé el triangulo oscuro mientras sus gemidos subían,vagaban por el vacilante techo y su vapor me inundaba el aliento.
Ella me decía que no me fuera nunca cuando la tuve y yo le decía que sí,que me quedaba.Todo lo que quisiera oír se lo decía aunque era evidente que muy pronto me tendría que ir.De manera que mentí hasta el éxtasis,hasta que volvió el olor a humedad,ese tedio posterior a los coitos perdidos y fugaces.
No hubo tiempo para el reproche conocido cuando empezaron a cantar las goteras y yo vi una sombra contra la luz aguachenta de la ventana con las persianas podridas.La silueta que había imaginado llegó por fin.Allí estaba,contemplándonos,dentro de la sucia luz del atardecer lluvioso que croaba lejos,para dar ese aullido atroz que derrumbaría aquel techo a dos aguas que ya no vacilaría entre caer y quedarse un poco más.
Laura Canoura,dispuesta a quedarse sola con el silencio de aquel espacio vacio.
Lo recomienda Juan Pascualero, Malena Muyala lo recuerda a ritmo de vals.