
Un hombre rubio,que viste un pantalón de fino casimir blanco y una blanca camisa de seda,está sentado en un amplio sillón.Lee un libro de Proust que tiene las tapas rojas.
Una ancha grieta que toma parte del techo,atraviesa la pared del ventanal y en algunos trechos se dejan ver algunos ladrillos.Junto al sillón dormita un gran perro blanco,con largas lanas sedosas que le tapan los ojos,mientras el hombre le acaricia distraídamente lacabeza.
El ambiente en la sala es apacible,pero desde la calle en ruinas llega el incesante tronar de artillería.
El hombre levanta la mirada,cierra a Proust y se quita las gafas.Cuando se pone de pie el perro se despierta y lo mira con amor,sin moverse.
El hombre abre un armario cuyos cristales tintinean con las explosiones y saca de allí una caja de metal.Dentro hay una jeringa hipodérmica y una ampolla con un liquido ambarino.El hombre carga la jeringa con movimientos precisos y calcula la dosis del veneno.Después se arrodilla con ternura frente al perro,que esta mirándolo a los ojos,y le clava la aguja en el cuello.El animal se estira con lentitud y va dejando caer dulcemente la cabeza entre las patas.El hombre vuelve a sentarse en el sillón,arremanga su camisa y se inyecta en el antebrazo el resto de la jeringa.La fatigada mejilla reposa en el respaldo blanco y familiar.Afuera,el cañoneo prosigue,invariablemente,pero ya no importa.
Hoy lo amenizo con ironica sutileza para festejar este especial jueves vivido.
http://callejamoran.blogspot.com/ Un gran abrazo al tio Gus y a la cofradia toda que lo hizo posible