Visito asiduamente el jardín japones,es una escondida y pequeña joyita de naturaleza enclavada en la gran urbe donde se logra con peculiar belleza rescatar los materiales propios de la naturaleza y ofrendarlos todos juntos con singular armonía.Desde aquí se entrecruzan enredaderas,hay puentes que conectan y bifurcan caminos,plantas que lagrimean,arboles firmes y robustos.rocas poliformes,duras,rigidas,movimiento constante de peces que se desplazan,circulan,por acá arena,por allá pequeñas aves y en el centro la casa de té con sus cuatro aberturas por donde aire y luz alimentan esa sensación de equilibrio a un ritmo sonoro,cadencioso,de una cascada.Asi estaba yo y así me mimetice para escuchar la disertación de una maestra a sus chiquillos prolijamente sentados en el suelo.Aprendi y percibí junto a ellos otras referencias que había pasado por alto,la descripción de los materiales usados,su significancia,donde vegetación,agua,roca y madera giran hacia un centro común representando,según la interpretación con la intervención de todos,de una interesante conclusión:la necesidad del ser humano,al reposo,el silencio,la reflexión en ese entorno de paz y armonía.
Otros muchos grupos de escolares lo visitaron ese dia,unos apurados porque se les hacia tarde,otros distraídos mientras sus maestros charlaban entre si,pero ninguno logro la magia del primero.
Debo contar que luego de este hecho,prosigo con mi lectura y cual fue mi sorpresa cuando en la pag 146 del libro de Luis Carlos Restrepo:"El derecho a la ternura" me encuentro con este texto:
"Para acercarnos a un lugar sagrado y alimentarnos de su poder,necesitamos delicadeza,tacto,astucia,olfato,es decir,espiritualidad.
El mundo actual,que ha desplazado lo sagrado de la vida cotidiana,ha perdido por completo la dimension y sutileza de este lenguaje.
Dios esta enjaulado en los templos y ya ni los árboles,ni los montes,ni otros objetos del entorno diario,comparten la caracteristica de lo sacro"
Coloco esta pieza muy bien armada para acompañar.