Parece que el ser humano tuviera ese conflicto dicotòmico permanente entre ciudad y naturaleza.
Apricionados contra el cemento en este largo letargo inoculan tedio amparándose en la ansiedad de los dias por venir donde remojaran sus pies en el mar,o construiran castillos en la arena,o revolcaran su cuerpos en la gramilla.El cemento implacable,no por casualidad a elegido este predominante color gris;la ciudad a sus pies, inundada por rectas, nos impone ese ritmo de vértigo jadeante,nos contamina,nos aturde,nos distrae,hasta que al fin esos tajos verdes afloran,remordimiento de algunos locos sentimentales,que con ahinco supieron convencer sus sueños y nos los comparten intimamente,porque aqui, en un permanente juego de aromas y colores,palabras como retoño,brotes y florecen,apaciguan hasta los mas descreidos aflojando sus pulsasiones.
Desde estos rincones naturales,al aire libre,junto a esta vegetación como animal que soy,se advierte mucho mejor desde entre las verjas estos contrastes.
Desde estos rincones naturales,al aire libre,junto a esta vegetación como animal que soy,se advierte mucho mejor desde entre las verjas estos contrastes.
Cuan difícil imaginármelo si no estuviera aquí, ahora,sintiendolo,observando esa lluvia pertinaz caer.
Para no estar aprisionada por el cemento será por eso que trabajo casi en el campo, en Canelón Chico.Esa foto que colgaste de Mercedes es tentadora, en un lugar como ese soy capaz de soportar hasta esta lluvia pertinaz..
ResponderEliminarPreciosa postal esta que describes, aunque sea desde el cemento, tu prosa nos inunda con su poética mirada.
ResponderEliminarsaludos!
Cualquier postal tiene su cosa porque tiene vida, y eso es lo más importante para el ser humano.Muchas veces, aunque nos sorprenda, el cemento tiene también un cierto punto de belleza.
ResponderEliminarUna bonita descripción del lugar.
Un saludo.
Hola Vicente.
ResponderEliminarQué sería de las ciudades sin esos pulmones verdes que permiten a sus habitantes, pararse y respirar. Contemplar el milagro de la vida en las flores de los parques, los árboles, o esa insólita fauna que a veces, milagrosamente deleita los oídos con sus trinos a través de una ventana abierta.
Estuve viviendo en Barcelona ciudad una semana por motivos laborales. Me alojaba en la calle Aragón y las oficinas estaban en Provenza, imagina el tráfico. Iba caminando por el Paseo de San Juan y esos colores verdes que describes, me hacían sentir en casa.
Agradezco especialmente que nos acompañes en este recorrido sabatino Vicente.
Un abrazo.
Algunas veces, sin embargo, una ciudad se construyò con recursos intelectuales suficentes y de modo previsor.
ResponderEliminarContinuidad, mezcla, entonces, donde habito, entre lo artificioso y naturaleza que ha tendido alguna vez, a asilvestrarme.
No obstante, yo prefiero particularmente, lo primero.
Me va màs, lo artificioso.
ResponderEliminarLindo relato de tu espacio, sabes que vivo en el interior y trabajo en el centro, viajo horas para volver a mi casa, pero no soporto vivir en la jungla de cemento, prefiero mientras pueda volver al verde.
ResponderEliminarSaludos desde la costa opuesta.
Hola Yonky.
ResponderEliminarDesde un rincón natural y disfrutando de esa pertinaz lluvia... Un encanto.
Me alegró que llegaras hasta aquí.
Un abrazo.
Maat
Hola yonki, yo me planteo a veces como tu esa dicotomia. Vivo en una ciudad y apenas voy al campo, pero cuando subo a mi rincón, me concentro en el verde de mis plantas y en el cielo azul o en el gris con lluvia como en tu caso. Sin embargo creo que la inspración es interior y donde sea y como sea llegara, como a ti, para inspirar este precioso relato de sentimientos y lugares.
ResponderEliminarUn beso
Si, quizás tengas razón, pero las ideas, al contrario que las semillas (que necesitan una tierra fértil y cuidada) brotan en cualquier grieta de adoquines o entre las propias juntas de hormigón.
ResponderEliminarPuestos a elegir, no sabría que decirte, si los btotes, aromas y colores o en cambio el gris del cemento, las rectas y el vértigo.
Sólo deseo acertar, el resultado sea cual sea ira cogido de la mano del tuyo, ...espero.
Hola Yonky.
ResponderEliminarEs verdad que tenemos ese conflicto entre la ciudad y el campo, a mi personalmente me gusta la ciudad, he de reconocer que soy totalmente urbanita, siempre y cuando tenga cerca el mar que es lo que me da energía cada día, cuando he tenido que estar un tiempo en el interior aunque fuera en el campo realmente lo he llevado bastante mal
UN saludo de Mar
escribir desde...escribir c0n las musas al lad0...he leid0 a alfred0...cre0 que est0y c0n el...escribir c0n sentimient0 puede ser hech0 en y en y en..
ResponderEliminarrecuerd0 que estand0 trabajand0 en madrid, salia a la calle...muchas veces me m0ntaba en el circular y seguia leyend0...es decir, l0graba abstraerme...abstraerme que para mi significa michas veces estar inspirad0...
salud0s, y0nky
Que cosa no?
ResponderEliminarCada loco con su tema. Unos se sienten urbanos y prefieren lo artificioso y otros morirían sin algo de verde. Pero sólo algo.
La relación del hombre actual con la naturaleza es bastante conflictiva. Es una amante a la que visitamos de tarde en tarde pero nunca nos terminamos casando con ella. A la naturaleza en estado puro no sobreviviríamos ni diez minutos. Pero mantenemos una visión romántica de ella y todos tenemos como un Robinson en nuestro interior. Habría que ver si a la vegetación disciplinada y correcta de los parques se le puede llamar "natural". Somos turistas.
Ver: "Lucas, sus meditaciones ecológicas" de Cortázar.
Abrazo
Pues en el cemento o en el verde, tu sensibilidad sale tan bien a flote,
ResponderEliminaren una tarde gris o en un día de sol,
y vale la pena siempre leerte.
Un fuerte abrazo.
Disculpas, te comento tarde por viaje a Berlín.
ResponderEliminarUrbanitas somos algunos, sin pasarse que yo vivo entre montes y cuando voy a la urbe la disfruto pero regreso turulata de ruídos. Lo de menos, Yonky, para mí, es el entorno si una o uno sabe encontrar el jardín donde fluyen las palabras y los sueños, como este relato que nos regalas. Bsito desde el Quinto pino.